Una máxima expresa que todo ya
está inventado, que queda poco por crear. Absolutamente rebatible. Sin embargo,
la afirmación me lleva a asentar con la cabeza más allá de las
excepciones, que también las hay,
poquísimas, pero las hay.
Semanalmente, entrevisto todo
tipo de gente relacionada con el medio gastronómico, por eso solo me suscribiré
a esta área. Pero estoy segura que se puede extrapolar a otros sectores. Los
humanos somos así, nos encanta ser los primeros en llegar, marcar territorio y
decir a los cuatro vientos que somos pioneros en algo. Hecho al que se le saca
el jugo hasta lo impensable, con la intención de aniquilar la posible
competencia.
Recientemente he escuchado frases
como estas: "fui el primero en colocar fotos de comida en Instagram",
"fui la primera que envasó tal cosa", "fulana fue y compró frascos de cada uno de mis productos y ahora
produce lo mismo", "formamos verdaderos ...." aquí le pueden
poner: panaderos, baristas, chocolatiers, sommeliers, cocineros, ..... y por
ahí me voy. Incluso, si a alguien se le ocurre hacer una cata de
un producto distinto a vinos y destilados (sales, café, cerveza, aguas, aceite,
chocolate) se le acusa de copiar, como si el acto de catar cualquier producto
le pertenece.
Lamento ser portadora de malas
noticias: aquí nadie ha inventado nada.
Con toda seguridad han mejorado o adaptado exitosamente una idea, pero
inventado, inventado ... no me lo creo. Famosas muchas culturas que han hecho
de la copia un arte, superando la versión original, tal como sucede con los
Romanos, los asiáticos y los colombianos. Sí señor, ¿quieres copiar y mejorar cualquier idea? Dáselo a un
colombiano!
Las ideas están ahí: en la
tradición, en la web, en los hábitos, al alcance del ojo entrenado o la
percepción afinada que sabe ver la necesidad y cómo satisfacerla. Las palabras
conviven en el diccionario. La comida en los mercados. Las recetas en los
recetarios. Claro, una cosa es inspirarse, otra copiar y otra muy diferente
plagiar, en un delgada línea que cuesta millones de dólares a las empresas en
todo el mundo y sumerge a más de uno en las profundidades de las complicaciones
legales de la "propiedad intelectual". Pero este post, es sobre otra
cosa.
Resulta que muchos entusiastas
están haciendo cosas nuevas, envasando productos, diseñando, organizando, pero
en casi el 100% de los casos son versiones de otras ideas, adaptaciones, que a
fin de cuentas toman vida y se apropian de un espacio y un gusto determinado.
Sin embargo, hay mercado para todos y finalmente, la ley de la evolución nunca
estuvo tan vigente: sobrevivirán los más aptos (esto pasa por creatividad,
sentido de la oportunidad, suerte, músculo financiero, sentido del negocio,
constancia entre muchos otros factores).
Para cerrar este post, coloco un
ejemplo en primera persona. Qué bueno que hay muchos recorridos turísticos en
Caracas - no solo gastronómicos (º) -, porque sensibilizan al capitalino a la
idea que esta ciudad de locos sí se puede explorar. Entonces, se animará a
tomar otras opciones. Comenzará en bicicleta, luego conocerá las esquinas,
después aprenderá sobre la arquitectura y finalmente, caerá seducido y
sorprendido ante la diversa mesa caraqueña.
En mi caso, no me interesa
escuchar señalamientos en detrimento del trabajo de otros, acusaciones que no
llevan a ninguna parte. En verdad, qué aburrimiento. Quien es bueno en su área,
bien merece una reseña. Porque ser el primero no significa, ni es garantía, de
ser el mejor. A fin de cuentas todos enfrentamos los mismos problemas,
compartimos la actual tragedia nacional y estamos frente a las mismas
oportunidades.
(º) Quiero dejar muy en claro que
esto no tiene nada que ver con una carta abierta, también publicada en este
blog. Punto superado.
Por:
Historia de sobre Mesa
Caracas – Venezuela.
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