Durante tres años, Chris Dearne, un inglés que vive en Filipinas desde hace mas de 20 años, junto a su amigo John Heitzun, un americano que también vive en la Isla de Mindanao, y otros colaboradores ocasionales, fue colocando 5.000 cúpulas de cemento en zonas dañadas de los arrecifes de la Bahía de Sarangani de 230 kilómetros de largo, para favorecer el crecimiento de corales y otras especies marinas, en uno de los arrecifes más valiosos de Filipinas.
Estas estructuras que tienen alrededor de un metro de diámetro actúan en las zonas dañadas como plataforma para que los corales y otros organismos vivos se adhieran de tal modo que después de un corto periodo de tiempo pequeñas criaturas marinas puedan vivir en ellas.
La decena de agujeros de unos 15 centímetros repartidos por su superficie como si se tratase de cavidades de una roca, permiten a los peces y otros animales refugiarse en caso de ser atacados por los depredadores.
Algunas cúpulas, también sirven de puesto de caza para el pez león o para las morenas, que se quedan agazapadas en su interior a la espera de que pase una presa que llevarse a la boca.
"John y yo hablábamos de lo mal que estaban los arrecifes y de la falta de eficacia del Gobierno y de las ONGs para mejorarlos, de modo que decidimos que teníamos que hacer algo y tuvimos la idea de probar con una cúpula construida con cemento corriente", explica Dearne, principal promotor del proyecto junto a Heitz.
Dos años después de concluir el proyecto, las estructuras se han convertido en el hogar de decenas de especies de fauna marina que a su vez atraen a cada vez más peces, lo que ha contribuido al aumento de las capturas por los pescadores locales.
"En el tiempo que las cúpulas llevan instaladas, la naturaleza se ha encargado de decorarlas con todo tipo de organismos marinos, el crecimiento de muchos de ellos sólo puede calificarse de espectacular"afirma Dearne.
Durante una inmersión submarina, Chris y John van señalando con entusiasmo algunos de los bloques de cemento, apenas reconocibles tras ser invadidos por una explosión de vida en forma de corales, y anémonas habitadas por peces payaso, estrellas de mar y hasta pulpos.
Su proyecto no fue comprendido desde el principio por los pescadores locales que volteaban las estructuras para comprobar si escondían algún tesoro debajo, pero Dearne se muestra satisfecho de que hayan entendido que la siembra de cemento es bueno para ellos.
Este británico propietario de una escuela de buceo en la Isla, destaca que los cerca de 21.000 dólares que costó construir las 5.000 cúpulas fueron sufragados por patrocinadores privados y subraya el bajo coste del proyecto "si se tiene en cuenta el beneficio ecológico que ha producido".
Las aguas de Filipinas pertenecen al triángulo de corales, un área de entre 5 y 7 millones de kilómetros cuadrados limitada por Indonesia, Malasia, Papua, Nueva Guinea, las islas Salomón y Timor Oriental, en la que se concentran el 75 por cien de las especies de coral del planeta.
Con más de 7000 islas, Filipinas es el segundo archipiélago de mayor biodiversidad de la Tierra, sólo superado por Indonesia, pero al igual que su vecino del sur, sus corales sufren las consecuencias de la pesca abusiva, la explotación turística de las zonas costeras y, también, de las devastadoras tormentas tropicales y del aumento de la temperatura marina producto del cambio climático.
Un ejemplo digno de seguir.
Saludos cordiales,
Nelson Prato Barbosa
Director
Exo2 Magazine.
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