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Paladares Mundo

8 de agosto de 2010

Una vez antes de empezar un viaje largo tuve que dormir en un hotel por motivos de conexiones aéreas , justo a las 12 de la noche me entero por notificación del banco que me habían trampeado la tarjeta de crédito y lo peor sabia por medio de las medidas de seguridad quien había sido , mi corazón casi explota de la rabia de la impotencia , de las mil preguntas sin respuestas , en primer momento pensé en regresar y vaciar esa inmensa rabia , dolor e impotencia personalmente , en minutos sabia como cobrar cada céntimo , cada molestia , hasta hice una llamada , todo estaba cuadrado para proceder con la ayuda de la delegación del comando anti extorción para someter a la persona y meterla presa , todo estaba fríamente calculado , tendría que pagarme cada una de las que me había hecho .
En cuestión de minutos recapacite y entendi que no había dinero que valiera que mi vida se alterara que me reafirmaba cuanto estaba esperando el viaje , al llegar habría una cena de bienvenida , habría una agenda de trabajo que cumplir , habrían sueños e ilusiones en juego que no valían la pena ponerlas en juego por una persona infeliz que no sabe de valores , ni de respeto ,la antítesis de quienes me esperaban , respire profundo varias veces y me di cuenta que no era lo correcto , que no valía la pena llenar mi alma y mi tiempo de odio , que solo Dios es el único capaz juzgar y que en mi andar por la vida todavía no he dejado de observar cómo se devuelve el búmeran de las acciones de la vida , Inclusive recordé una anécdota de Jesús cuando se airó en el Templo, sintió ira, porque habían convertido la casa de Dios en cueva de ladrones. Cuando vinieron los niños a Él y los apóstoles no les dejaron que se acercaran, el Señor se enojó. Me calme recordé que Por cada minuto que estás enojado, pierdes 60 segundos de felicidad. Entonces abrí mi computadora y me acorde de un artículo que había escrito no hacía mucho tiempo sobre la ira y recordé que durante los primeros años de vida es cuando los seres humanos desarrollan la capacidad de sentir compasión, valorar la vida o sentir dolor por el sufrimiento de otras personas. Por tanto, si son sometidas a actos de violencia no asimilarán tales capacidades. Al llegar a ser adultos serán los más dispuestos a usar la fuerza bruta para resolver los conflictos. El niño que ha sido maltratado cuando crece se vuelve verdugo. y entonces sentí una sentimiento más grande que solo en mi raíces de la infancia podían estar .La capacidad de perdón por que en mi niñez siempre todo fue amor , felicidad por eso hoy de adulto tengo el amor , la fe en Dios y en los semejantes por lo que pueden ser y hacer ,la compasión y el perdón como bandera aunque muchos me llaman tonto .Solo revertí la llamada y continúe el viaje. Maestro, qué debo hacer para no quedarme molesto? Algunas personas hablan demasiado, otras son ignorantes. Algunas son indiferentes. Siento odio por aquellas que son mentirosas y sufro con aquellas que calumnian.-!Pues, vive como las flores! Advirtió el maestro.-Y ¿cómo es vivir como las flores? preguntó el discípulo.-pon atención a esas flores; continuó el maestro:
Hay flores que nacen en el estiércol y en los pantanos; sin embargo, son puras y perfumadas. Extraen del abono maloliente todo aquello que les es útil y saludable, pero no permiten que lo agrio de la tierra manche la frescura de sus pétalos. Es justo angustiarse con las propias culpas, y sentir compasión por la condición de nuestro prójimo, pero no es sabio permitir que los vicios de los demás te amarguen. Con amor y paciencia, tolerarás y con tu buen ejemplo, dejarás huella para que sigan tu manera de vivir. No hay motivo para molestarse. Ejercita pues, la virtud de rechazar sin mancharte el mal que viene desde afuera; que en tu corazón no se deposite el descontento y deja que florezca la ternura. Hay muchas cosas que, a pesar de que nos lastiman o molestan, no podemos hacer nada al respecto. Ya sea porque no tienen solución o porque ésta no depende de nosotros. Sólo podemos cambiarnos a nosotros mismos y sólo en ciertos aspectos. Nosotros nunca vamos a poder cambiar a otra persona, por mucho que la presionemos, si ella no quiere o puede hacerlo.
En ocasiones vivimos experiencias que nos hacen sufrir o nos enojan y no tenemos ningún control sobre ellas.Enojarnos porque son injustas, porque no deberían de ser, etc., sólo aumenta nuestro dolor y coraje.
Por lo tanto, lo mejor es aceptarlas, es decir, reconocer que así son, que se están dando.Esto no quiere decir resignarnos, sin hacer nada.Al contrario, al aceptarlas, podemos ver que opciones tenemos.
Si no podemos cambiar la situación que estamos viviendo, podemos alejarnos de ella o cambiar nuestra actitud y forma de pensar. Pero hay que tomar acciones de inmediato si se puede.

Juan Jose Hassan Gattas
Chefs de Cocina Internacional
Instituto Iberoamericano de Turismo, Recreación y Gastronomía
Isla de Margarita – Venezuela.

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